martes, 26 de junio de 2012

Futuro escritor: La importancia de un triángulo


La física nos muestra el camino: dos fuerzas que se oponen terminan por equilibrarse y el movimiento se detiene. Sólo se produce un movimiento si existe una tercera fuerza que produzca un desequilibrio.
En la escritura de novelas sucede lo mismo. Si no tienes como mínimo un triángulo, no hay historia. Toda escena tiene que soportarse en por lo menos un triángulo, es decir en tres fuerzas.
Ejemplos:
1.- Esposa, esposo y amante.
2.- Padre, madre e hijo.
3.- Ladrón, víctima y policía.
4.- Amigo, amiga y el otro.
5.- Amigo, otro amigo y la otra.
Y así hasta el infinito.

Claro que alguien dirá: ¿Y si sólo hay dos personajes?

Pues hay que crear un triángulo. ¿Cómo?
Por medio de la tercera fuerza, que puede ser un objeto o una idea. Pero, el triángulo es incuestionable.
Por ejemplo:
1.- Esposa, marido y decisión.
2.- Madre, hija y problema.
3.- Ladrón, víctima y joya
Y así hasta que se nos agote la imaginación.

Teniendo en cuenta esta norma, saltaremos de escena a escena saltando de triángulo en triángulo. Y eso tenemos que convertirlo en un faro que nos guíe. Hay que saber identificar cuál es el triángulo en cada momento y movernos con ellos.
Una secuencia puede llevarnos a jugar:
1.- Esposa, esposo y amante (de la esposa).
2.- Esposa, hijo y descubrimiento.
3.- Hijo, padre y revelación.
4.- Esposo, esposa y decisión.
5.- Esposo, amante y pelea.
6.- etc...

Pero, sobretodo, el triángulo, del tipo que sea, forma parte inalienable del relato.

¿Por qué al comienzo he dicho que como mínimo se necesita un triángulo? Pues porque con más de tres componentes ya funciona todo. Una escena puede componerse de más de tres elementos. Por ejemplo: una cena con cinco comensales y sus relaciones. Aquí, en apariencia, hay un montón de elementos. Sin embargo, cuando se analiza y se descompone la escena, nos damos cuenta de que son un montón de triángulos que se forman y se rompen constantemente. Uno habla con una y el tercer componente es lo que comunica. Inmediatamente, aparece un tercero y se inmiscuye en la conversación, se rompe el triángulo anterior y aparece otro formado por el que ha interrumpido, la mujer y otra persona que se incorpora. Etc...

Si no se pierde de vista este mecanismo, la acción no se detiene en ningún momento y el ritmo se mantiene.

En próximos días, hablaremos de los túneles, los temidos y fatídicos túneles.

¡Suerte!



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