La física nos muestra el
camino: dos fuerzas que se oponen terminan por equilibrarse y el movimiento se
detiene. Sólo se produce un movimiento si existe una tercera fuerza que
produzca un desequilibrio.
En la escritura de
novelas sucede lo mismo. Si no tienes como mínimo un triángulo, no hay
historia. Toda escena tiene que soportarse en por lo menos un triángulo, es
decir en tres fuerzas.
Ejemplos:
1.- Esposa, esposo y
amante.
2.- Padre, madre e hijo.
3.- Ladrón, víctima y
policía.
4.- Amigo, amiga y el
otro.
5.- Amigo, otro amigo y
la otra.
Y así hasta el infinito.
Claro que alguien dirá:
¿Y si sólo hay dos personajes?
Pues hay que crear un
triángulo. ¿Cómo?
Por medio de la tercera
fuerza, que puede ser un objeto o una idea. Pero, el triángulo es
incuestionable.
Por ejemplo:
1.- Esposa, marido y
decisión.
2.- Madre, hija y
problema.
3.- Ladrón, víctima y
joya
Y así hasta que se nos
agote la imaginación.
Teniendo en cuenta esta
norma, saltaremos de escena a escena saltando de triángulo en triángulo. Y eso
tenemos que convertirlo en un faro que nos guíe. Hay que saber identificar cuál
es el triángulo en cada momento y movernos con ellos.
Una secuencia puede
llevarnos a jugar:
1.- Esposa, esposo y
amante (de la esposa).
2.- Esposa, hijo y
descubrimiento.
3.- Hijo, padre y
revelación.
4.- Esposo, esposa y
decisión.
5.- Esposo, amante y
pelea.
6.- etc...
Pero, sobretodo, el
triángulo, del tipo que sea, forma parte inalienable del relato.
¿Por qué al comienzo he
dicho que como mínimo se necesita un triángulo? Pues porque con más de tres
componentes ya funciona todo. Una escena puede componerse de más de tres
elementos. Por ejemplo: una cena con cinco comensales y sus relaciones. Aquí,
en apariencia, hay un montón de elementos. Sin embargo, cuando se analiza y se
descompone la escena, nos damos cuenta de que son un montón de triángulos que
se forman y se rompen constantemente. Uno habla con una y el tercer componente
es lo que comunica. Inmediatamente, aparece un tercero y se inmiscuye en la
conversación, se rompe el triángulo anterior y aparece otro formado por el que
ha interrumpido, la mujer y otra persona que se incorpora. Etc...
Si no se pierde de vista
este mecanismo, la acción no se detiene en ningún momento y el ritmo se
mantiene.
En próximos días,
hablaremos de los túneles, los temidos y fatídicos túneles.
¡Suerte!
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