miércoles, 18 de marzo de 2015

TODA LA VERDAD SOBRE EL CASO BPA Y ANDORRA


¿Queréis la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad sobre el caso BPA?
Yo os la cuento.
Hace unos días estuve cenando con un amigo que ha quedado atrapado en las redes de la trama BPA sobre blanqueo de dinero. Estaba preocupado y tenso. ¿Y cómo no iba a estarlo? Tiene sus cuentas en BPA, incluso las de su negocio, es accionista minoritario, no tenía ni la menor idea de lo que podía suceder y se le caído el mundo encima. Es andorrano.
Ayer me encontré con otro amigo. Tenía la nómina domiciliada en BPA y hace una semana ingresó cinco mil euros en el plan de ahorro que tiene contratado con esa entidad. Él es andorrano.
Hoy me he encontrado un político en activo que pretendía sacar dinero del cajero automático de BPA. Me he detenido, nos hemos saludado y me ha dicho que no había podido sacar ni un euro. Es andorrano.
Hoy, también, he aprovechado para cortarme el pelo. Me ha atendido Meri, que tiene domiciliada su nómina en BPA. La ha cambiado de inmediato. Y entonces me ha contado que tiene un matrimonio amigo que ambos trabajan en BPA. Y los pobres están... que ni te cuento.
La madre de una amiga fue a sacar dinero y no se lo dieron, fue a comprar con la tarjeta de BPA, porque todo lo tiene ahí metido, y no le aceptaron la tarjeta. Entonces dijo: Me voy a comer a casa de mi hija, porque tengo la nevera vacía. Espero que ella tenga comida. También es andorrana.
¿Necesitáis más casos? Porque si los necesitáis, os los cuento.
¿O ya tenéis suficiente para separar el nombre de un banco, BPA, del nombre de mi país, Andorra?
Cuando yo era niño, lo primero que me preguntaban cuando se enteraban de que soy andorrano era: ¿Qué tienda tienen tus padres? Y exhibían una expresión de sorpresa inigualable cuando les respondía que ninguna.
En la universidad, cuando se enteraban de que soy andorrano, me decían: Oye, cuando subas a Andorra, avísame, que te encargaré un cartón de tabaco o una botella de cognac o de whisky o... vete a saber qué, porque tú haces contrabando, ¿no?
Cuando entré en el mundo laboral (porque los andorrano de a pie trabajamos, como cualquier hijo de vecino) por fortuna la cultura popular española había subido unos cuantos peldaños y me miraban como a un igual. Ya no tenía la cara verde ni las manos con siete dedos ni tres orejas ni una cabeza de pepino... Era... como cualquier persona normal.
Ahora tengo amigos atrapados por las preferentes, por Bankia, por malas praxis de entidades españolas... Y nunca se me ha ocurrido pensar que España son una pandilla de sinvergüenzas, que son unos chorizos, unos corruptos, unos... ¡Uf! Tengo amigos y lectores en todos los continentes y son muy buena gente. Nunca he pensado que tal o cual país hizo o dejó de hacer. Quien lo hizo o dejó de hacer tiene nombre apellidos.
Andorra es mucho más que un simple nombre, que un territorio con fronteras.
Son 1200 años de historia ininterrumpida. Desde Carlomagno hasta hoy. Son 800 años sin guerras. Desde los tiempos de Jaume I el Conqueridor hasta hoy. ¿Qué país puede decir lo mismo?
Durante siglos enteros la gente trabajaba la tierra y cuidaba de los animales. Y de esos, precisamente, desciendo yo. Y de esos, precisamente, desciende más de uno de mis amigos y conocidos que se han quedado atrapados en las redes de BPA.
De manera que, por favor, abrid los ojos de una vez y enteraos de que un país no son cuatro sinvergüenzas que, con sus tejemanejes, pueden hundir toda una historia de 1200 años.
Mi país, Andorra, somos todos los que vivimos y trabajamos en él. ¡Todos! Porque nosotros, los que cada día nos levantamos y damos el callo somos los que escribimos la historia real, la VERDAD de un país con mayúsculas.
Abrid los ojos de una vez y en lugar de tratarnos como a apestados, como a una pandilla de sinvergüenzas que sólo buscamos el dinero fácil, vednos exactamente igual que todos los miles de millones de ciudadanos del mundo que no pertenecemos a la élite de los que cortan el bacalao. No es un país el que hace o deja de hacer. Son sus dirigentes, son sus fuerzas económicas, son esos seres internamente pequeños y, a veces, podridos que llevan a la desgracia a los que de verdad empujamos el carro.
Ésta es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad sobre unos personajes de BPA que han hecho, han consentido, han alentado y han escondido prácticas que la inmensa mayoría de los andorranos aborrecemos.
De manera que ya está bien de utilizar Andorra para tapar otros asuntos que también huelen muy mal, pero que no son responsabilidad de todo un país, sino de cuatro chorizos que ponen en entredicho el nombre, el prestigio y la credibilidad de todo un país.
No creo que nadie piense que toda España está metida en la trama Gurtel o en los Ere de Andalucía o en el caso Palau o... en tantos otros, que la lista ya es muy larga.
Por favor, a ti, que estás leyendo estas líneas y que ya has descubierto que te están engatusando, te lo ruego: abre los ojos y despierta.