miércoles, 4 de octubre de 2017

EL REY NO ESTÁ... NI SE LE ESPERA

Ayer, dia 3 de octubre de 2017, a las 21 horas, el rey de España se dirigió a su nación en un discurso de 5 minutos para tratar el tema de Catalunya.
Doce horas más tarde, aún estoy intentando comprender lo que vi y escuché en el televisor. Se limitó a repetir el discurso que el gobierno de España lleva repitiendo día tras día. El referendum y todo lo hecho por el gobierno catalán es ilegal y un largo etcétera que sonaba a discurso amanido, dictado y escrito.
Fue, simplemente, el sermón que un padre dirigiría a su hijo díscolo. Pero con el agravante de que no se dirigía a un niño, sino a más de tres millones de personas adultas que salieron a la calle. Es decir: 2.262.464 votantes contabilizados más 770.000 que pertenecen a las urnas confiscadas. En total: 3.032.464 personas. ¿Y esos son el hijo díscolo?
A esto hay que añadir que no tuvo ni una palabra para esas personas ni para los más de 800 heridos. Ni unos ni otros parecían no existir. ¿Pero, en qué mundo vive ese hombre?
Por si aún no es suficiente, el pequeño discurso dejaba el rastro de una amenaza que abre la puerta a cualquier posible intervención, de la forma que sea. No me extraña que los republicanos (no los catalanes, sino los españoles) se enerven y se pregunten quién lo ha puesto ahí.
No me lo puedo creer. ¡Qué ocasión perdida! Este triste episodio pasará a la historia como ha sucedido con otros muchos: como un error monumental, aunque alguien pretenda disfrazar la realidad a su gusto.
En lugar de presentarse como el garante de la libertad y el buscador del consenso y de la negociación, se autoproclamó el guardián de una constitución que al final proclamarán divina y se erigió en la voz que desciende de las alturas y amenaza a millones de súbditos con el fuego del infierno, para acabar convertido en otro fabricante de independentistas que se suma a los que se han ganado a pulso semejante honor.
Lo he dicho en diversas ocasiones y lo repito: el día que Catalunya consiga la independencia, lo primero que tiene que hacer es plantar en mitad de la plaza Catalunya de Barcelona una estatua del Sr. Rajoy con una placa que diga "PARE DE LA PÀTRIA". Pero, tal como van las cosas, al lado tendrán que disponer otra.
Ayer me di cuenta de que, para buena parte de Catalunya, el rey no está ni se le espera. Y no podía creerlo. ¿Acaso no es consciente de que millones de catalanes esperaban de él algo más que una ragañina? ¡Claro que aparecen chistes a nivel internacional que apuntan a que Catalunya se va! ¿Y qué esperan?
Ayer lo decía en este blog y hoy lo reafirmo: España se entera de que tiene que negociar cinco minutos después de que todo se ha ido al garete. Y su rey, visto lo visto, no se entera de nada.
¿Qué harán ahora? ¿Enviar las tropas? ¿Encarcelar a tres millones de personas? ¿Soltar a la jauría de las fuerzas del "orden" que clamaban ante las cámaras, desde detrás de los cristales, como energúmenos: "¡dejadnos actuar!", mientras amanenazaban con sus puños?  ¡Qué patética imagen! ¿Qué querían decir con eso de "¡dejadnos actuar!"? Quizás se referían al pillaje que se desata tras una conquista, en donde vale todo, desde violar a las mujeres a robar y llevarse el botín. Esas imágenes están gravadas.
Tengo parientes y amigos diseminados por España y siento vergüenza y pena. ¿A dónde os lleva esa locura? ¿Acaso no tuvisteis suficiente con una guerra?
¿Y Europa qué hará: quedarse quieta y en silencio, como siempre, como cuando España se desangró en una guerra fraticida? ¿Y el mundo entero? Ése seguirá sacando chistes y riéndose. España queda lejos, allà, al otro lado de los mares o en otro continente. ¡Que se maten!
Más vale que me calle, porque como alguien decía: mejor no les des ideas.
¿Sabes qué me digo a mí mismo cada mañana cuando me levanto? Abre los ojos y despierta.

 

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